1. Muestreo por aire.
El uso de drones para toma de imágenes georreferenciadas permite obtener mayores resoluciones y a un menor coste que las imágenes obtenidas por satélite. Esto nos permite medir el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada, que aporta datos importantes sobre la salud de los cultivos al conocer la capacidad de las plantas para absorber la luz infrarroja cercana y reflejar la lejana.
2.Muestreo de suelo.
Es importante recoger muestras de una manera correcta para salvaguardar la representatividad de los datos así como definir el momento adecuado de la recolección de muestras. El muestreo se enfoca en las propiedades físico químicas del suelo (composición de suelo, textura, acidez, intercambio iónico, presencia de cationes, humedad, grosor de la capa de suelo fértil, etc.) y en la composición microbiológica (a través de la metagenómica podemos determinar las especies presentes, su proporción y cómo pueden afectar a la planta.) El plan debe contemplar cómo hacer este muestreo, cómo tratar estas muestras hasta su análisis en el laboratorio, la frecuencia de muestras y su logística para llevarla a cabo con éxito.
3. Análisis y correlación de variables.
Es necesario un control exhaustivo de todas la variables posibles en los cultivos, desde la presencia microbiológica del suelo hasta factores externos como la meteorología, la contaminación o la producción agrícola nacional. Para ello utilizamos técnicas de análisis estadísticos y geoestadísticos, bioinformáticas (machine learning, metagenómica, etc.), así como datos de acceso público.